La Corporación Cívica de Caldas se suma a la conmemoración del Día Internacional contra la Corrupción. Lo hace con la convicción de que se trata de una día para revisar y posicionar los metas actuales de la agenda anticorrupción, tanto a nivel global como local. Al respecto, en nombre de esta jornada mundial, la CCC quiere insistir en los siguientes mensajes que deben hoy tenerse en cuenta para Colombia, Caldas y Manizales.
Luchar contra la corrupción es luchar por la competitividad y la calidad de vida
Según Transparencia por Colombia, en el país se han perdido cerca de 17 billones de pesos por actos de corrupción en los dos últimos años. Por su parte, el Consejo Privado de Competitividad señaló que «en 2018 el país reportó su peor desempeño, desde 2012, en el Índice de Percepción de la Corrupción de la ONG Transparencia Internacional. Además, la propensión a utilizar sobornos en el contexto de negocios de Colombia supera lo reportado por América Latina. Finalmente, este capítulo revela que los niveles de sanción y denuncia de actos corruptos en el país aún son bajos, comparados con buenas prácticas internacionales (…)». Solo en el índice de percepción, Colombia obtuvo una calificación de 36, mientras el promedio para América Latina fue de 37, y para los países de la OCDE fue de 69.
En la medición del Índice de Gobierno Digital de 2018, que mide la capacidad tecnológica de divulgar y transparentar información pública para la mitigación de la corrupción, se encontró que el 50% de departamentos se encuentran por debajo del promedio nacional y que solo Bogotá obtuvo resultado sobresaliente. Manizales ocupó el puesto 14 entre las ciudades capitales, superado por ciudades como Armenia, Pereira, Yopal, Riohacha, Pasto y Mocoa. Por su parte, Caldas ocupó el 3 lugar entre departamentos, solo superado por Antioquia y Quindío.
Otros datos, según el Consejo Privado de Competitividad, se refieren a que el 67% de las licitaciones del país en SECOP I tuvieron un solo proponente, que el porcentaje de firmas privadas que ofrecen sobornos superan el promedio de América Latina y que el 50% de la ciudadanía prefiere no denunciar los actos de corrupción.
Una conclusión de estos resultados en competitividad podría enfocarse en que el país y algunas de sus regiones vienen mejorando indicadores en competitividad y calidad de vida, sin embargo, los resultados en materia de transparencia y de lucha contra la corrupción todavia son retos sin resolver.
Luchar contra la corrupción es luchar por el desarrollo sostenible
Según las Naciones Unidas, «cada año se paga un billón de dólares en sobornos y se calcula que se roban 2,6 billones de dólares anuales mediante la corrupción, suma que equivale a más del 5% del producto interior bruto mundial». Para la organización internacional, la corrupción es un atentado que frena el desarrollo económico y social de las sociedades, y se vale de diferentes actos como los sobornos, la desviación de recursos, la evasión de impuestos, el blanqueo de dinero, entre otros, los cuales terminan por afectar la destinación recursos para el cumplimiento de los diferentes retos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En otras palabras, los gobiernos y las sociedades deben reconocer que la corrupción es uno de los principales obstáculos para el cumplimiento efectivo de los ODS. Por eso mismo, su prevención y eliminación debe ser pilar fundamental en cualquier agenda de sostenibilidad y, por lo tanto, requiere de estrategias y metas concretas, así como de mensajes públicos específicos que elimien su justificación o normalización.
Luchar contra la corrupción es luchar contra el cambio climático
La CCC se suma al llamado que viene haciendo la organización Transparencia Internacional en el que establece que no es posible pensar una lucha contra el cambio climático sin una lucha contra la corrupción. Según esta organización, la gestión global del agua, del transporte y la energía vienen siendo afectadas por prácticas de corrupción, llegando a pérdidas entre el 20% y 40% en las finanzas de esos sectores. A su vez, señala que las prácticas de tala a nivel mundial presentan una tasa de ilegalidad entre el 15% y 30%. En esta medida, deja ver que sectores estratégicos para la mitigación del cambio climático son hoy objeto de ineficiencias públicas, sobornos privados, prácticas de corrupción, mala planeación, lo cual deja entredicho su capacidad actual para brindar soluciones para el futuro del planeta.
Por otra parte, esta organizaciones hace un llamado sobre el riesgo y la falta de protección que vienen sufriendo los líderes defensores del medio ambiente. Desde el año 2002, señala, más de 1500 personas han sido asesinadas en el mundo por asumir alguna defensa ambiental o territorial. Esto se agrava en Colombia por el contexto de violencia que viene afectando a los líderes sociales del país, de los cuales una porción significativa ham asumido un roles en la denuncia de situaciones de corrupción que afectan el medio ambiente. Un enfoque de lucha contra la corrupción debería reconocer que la pérdida o el riesgo de estos liderazgos dificulta la posibilidad de contar con un control social fuerte que permita visibilizar las prácticas de corrupción que agravan el cambio climático.